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10.10.2017

3 preguntas para saber si tu silla de oficina es adecuada

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La silla de oficina tiene una importancia capital a la hora de garantizar la comodidad de los trabajadores. En sin duda, de entre todas las piezas de mobiliario de la oficina, con la que más interactúan los empleados durante la jornada laboral.

Es habitual entre los trabajadores que no disponen de sillas de oficinas adecuadas, sufrir molestias y lesiones de espalda, las cuales suelen normalizarse y surgen de forma paulatina. Para que detectes si la silla que utilizas en tu puesto de trabajo es la adecuada, hoy te lanzamos 5 preguntas para que sepas si tu silla cumple o por el contrario esta pidiendo a gritos que la cambies.

¿Tiene soporte lumbar?

La zona lumbar es una de la zonas corporales más castigadas durante la jornada laboral y provocando rigidez y malestar al trabajador. De acuerdo con algunos estudios, el desgaste en esta zona es 3 veces más cuando nos encontramos sentados frente a la posición erguida. El soporte lumbar en las silla de oficina es un pequeño dispositivo donde es apoya la zona lumbar que permite alinear la zona con la forma natural de la espina dorsal. Este ayuda a eliminar la tensión y la fatiga de la musculatura mejorando el confort y la salud.

¿Son ajustable sus apoyabrazos?

Para favorecer una buena higiene postural, la postura de tus brazos con la mesa de oficina ha de ser de 90 grados. Para la adaptación a cada trabajador y a sus necesidades físicas, son fundamentales los apoyabrazos regulables. Esto permite descargar en gran medida la zona alta de la espalda, cervicales y trapecio. Hoy en día, los trabajadores realizan varias tareas y en ocasiones requiere adoptar una postura distinta, los apoyabrazos regulables permiten adaptarse a estos cambios durante la jornada laboral.

¿Dispone de asiento y respaldo ajustable?

Cada persona tiene un complexión, características físicas y hábitos posturales y por tanto, la necesidad de poder regular su silla de oficina para su comodidad y salud. El asiento y respaldo han de ser ergonómicos y adaptables, huyendo siempre de modelos rígidos que no se amoldan a los movimientos y que generan incomodidad. El asiento debe estar correctamente acolchado regulable en altura para persona de diferente envergadura. Además el respaldo ha de recoger la espalda de forma completa y tener la capacidad de regularse en inclinación.